Personajes Alfonso Diez |
A nueve meses de que se llevara al cabo la elección para renovar a
la dirigencia nacional del PRD, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación otorgó el triunfo a Jesús Ortega Martínez por unanimidad, al revocar
la nulidad que había decretado la Comisión Nacional de Garantías del mismo
partido.
Tras una jornada electoral que se distinguió por haber sido la más
llena de lodo en la historia de las elecciones internas de los partidos
políticos de México, cuando eran evidentes las maniobras del grupo de Andrés
Manuel López Obrador para impedir el triunfo de Ortega, la Comisión de
Garantías mencionada antes declaró la nulidad de las elecciones.
La debacle del PRD ha sido marcada por estos puntos:
1.- Alejandro Encinas, contrincante de
Jesús Ortega, anunció que buscaría la intervención del TEPJF para resolver
quién debería ser el presidente del partido.
2.- El asunto se llevó meses de
deliberaciones. López Obrador, sin embargo, anunció que reconocería el fallo
del tribunal siempre y cuando fuera a favor de Encinas, pero lo desconocería si
era favorable a Ortega.
3.- El tribunal declaró ganador a Jesús y
determinó que la Comisión Nacional de Garantías debía entregarle su constancia
de mayoría en un plazo máximo de 48 horas.
4.- Encinas, mal perdedor, ha olvidado que
él mismo solicitó la intervención del TEPJF y como si fuera un personaje
kafkiano ha invitado a Ortega a no aceptar la resolución “porque al PRD nadie
le dice quién debe ser su presidente”.
5.- Ortega Martínez, por su parte, afirma
que con la decisión del tribunal se cierra el capítulo de la elección interna
del PRD y convoca a Encinas a
trabajar juntos por el bien del partido y del país.
6.- El Peje ahora protesta contra
Televisa, a la que acusa de ser la causante de todos los males del país, por no
permitirle presentarse en el programa Tercer Grado, a dar su réplica a los
comentaristas que ahí desarrollan crítica política (en realidad, intenta
ejercer una presión multitudinaria tal que impida a los periodistas, por temor,
expresar críticas a su persona). El formato de este programa no admite
invitados, sin embargo, Andrés Manuel ha insistido una y otra vez para que
hagan una excepción y le permitan a él expresar sus opiniones.
Esa es la línea del Peje, que se le considere un ser de excepción:
Manifestaciones, bloqueos y parálisis de la vida en la Ciudad de
México para que el Tribunal Electoral le diera el triunfo en las elecciones del
2006, mismo que no le concedió porque el ganador fue el actual presidente,
Felipe Calderón.
Y del 2006 a la fecha, López Obrador se ha empeñado (advertencia
cumplida) en no dejar gobernar al actual presidente, bloqueándolo en el
congreso a través de los legisladores que siguen sus instrucciones y, cuando no
tienen mayoría, tomando la tribuna.
No se considera un ciudadano más, tiene delirio de grandeza (es un
“ser de excepción”) y de persecución: Los culpables de su derrota son “el
innombrable”, “el pelele”, Fox, “los poderosos”, Televisa y “los traidores de
su partido” que “contaron mal los votos”, por un lado, y que votan, “también de
manera traicionera”, con la mayoría en el congreso, por otro.
Pero sucede que esos síntomas, el delirio de persecución y el de grandeza, son los que determinan la
paranoia (Ver “Personajes” del 21 de noviembre de 2007: Psicoanálisis de AMLO).
Así que el PRD y los partidos que conforman el Frente Amplio
Progresista, han estado siendo conducidos por los afanes enfermizos de un
paranoico.
El PRD, en este punto,
se encuentra en una encrucijada.
Por un lado, el grupo de Jesús Ortega y el presidente provisional,
Guadalupe Acosta, no quiere más confrontaciones estériles con el gobierno.
Asumen ya que lo único que quiere el grupo contrario es seguir con la
precampaña del Peje a la presidencia para el 2012. No quieren más marchas y
bloqueos que saben que a los ojos de la opinión pública sólo causan más daño a
su partido y lo hunden de tal manera que pierde elección tras elección conforme
se van dando en los estados.
Pero por otro lado está el grupo del Peje, con Alejandro Encinas y
Ricardo Monreal, que intenta mantener vivo su movimiento a base de
movilizaciones y tomas de tribuna hasta el 2012, para “llegar con fuerza a las
elecciones por la presidencia”. Eso creen ellos y están equivocados. La estrategia
pejista nació muerta y lo peor es que arrastra a los partidos que dicen
representar a la izquierda en México, aunque la realidad es que no lo hacen.
Con Jesús Ortega en la presidencia del PRD, el Peje perderá
canonjías, contribuciones para los sueldos que se fijó para él y para los
integrantes de “su gabinete” y, desde luego, apoyo a su campaña de seis años
para el 2012.
Por eso ha advertido que no aceptará los resultados del tribunal,
favorables a Ortega.
Habrá que ver las reacciones de los Cárdenas, de Ebrard y de los
coordinadores del partido en el congreso, Carlos Navarrete Ruiz y Javier
González Garza.
Saben que de lo que suceda en estos días dependerá su futuro
político. Algunos de ellos tienen la esperanza de que en caso de una
confrontación puedan quedar como candidatos de unidad en el 2012.
Ojalá todo quedara en el hundimiento de un partido político. Lo malo, es que están arrastrando a la nación con ellos. |